viernes, 14 de noviembre de 2014

Shakespeare y el canon occidental

Para empezar, definiremos el término canon. El canon es la vara de medir en el arte y en la cultura, el modelo a seguir y en definitiva, todo aquello que la tradición sanciona como ejemplar y de calidad contrastada. A continuación, aclararemos el concepto de clásico, se dice que algo es un clásico cuando se considera como modelo digno de imitación en el arte o la literatura.

Tras mi investigación sobre el canon literario y la lectura de artículos sobre el canon, muchos coinciden en la idea de que Shakespeare es, sin duda, el centro del canon. No se podría hablar de canon literario sin mencionar su nombre.
Las obras de Shakespeare siguen siendo leídas años y años tras su publicación porque los temas de las que tratan son atemporales. Venganza, amor, comedia son temas sobre los que se siguen escribiendo en la actualidad, y aunque estén ambientadas en la antigüedad, no te da la sensación de que están muy lejos de nuestro tiempo.


Por una parte, está bien que exista un canon literario como una manera de incluir las mejores obras de cada tradición literaria. Pero, si estuviera en mis manos elegir su existencia o no, preferiría que no lo hiciera, ya que no está claro quién es el que decide qué obra está en cada canon y cuál sirve para representar a esa tradición. Puede que mucha gente esté de acuerdo con los que estén incluidos pero quizás otra gente sienta que esas obras no le hacen justicia a ese canon. Por lo tanto, pienso que quizás lo mejor sería que no existiera, ya que no creo que haya nadie con la autoridad suficiente como para que pueda decir qué es literario y que no. 

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